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¿La fruta deshidratada engorda o es saludable? Es una pregunta que se hacen muchos aficionados a este delicioso manjar natural. Su sabor dulce y la facilidad con la que se conservan y transportan hacen de ellas el snack perfecto para picar algo que nos recargue las energías entre las principales comidas. Pero ¿podemos tomarlas con tranquilidad, sin temor a aumentar de peso o a perjudicar nuestra salud? ¿Es un alimento que se puede incorporar a la dieta diaria o es mejor consumirlas de forma esporádica?

Lo cierto es que las propiedades de la fruta deshidratada, muy similares a las de la fruta fresca, hacen de ella un alimento saludable y que forma parte de una dieta sana y variada. Eso sí, debes asegurarte de que se trata siempre de fruta deshidratada sin azúcar añadida, ya que existen en el mercado variedades de fruta desecada 100% natural y otras que no lo son tanto.

Propiedades de la fruta deshidratada

La fruta deshidratada es fruta a la que se le ha extraído toda el agua mediante un proceso de desecación. Existen distintas formas de deshidratar la fruta, desde las más tradicionales, que la secan al sol, hasta otras más sofisticadas, con máquinas que controlan el aire, la humedad y la temperatura para acelerar el proceso.

La fruta deshidratada pierde aproximadamente un 75% de su peso y volumen originales. En el proceso, sobre todo si es natural, mantiene prácticamente las mismas propiedades de la fruta fresca, pero mucho más concentradas. Lo mismo ocurre, lógicamente con las calorías. Unos 100 gramos de fruta deshidratada contienen unas 425 kilocalorías.

Esto es lo que lleva a algunos a pensar, erróneamente, que se trata de un alimento poco saludable y que engorda. Lo cierto es que, consumidas con moderación, como cualquier alimento, las frutas desecadas son un alimento muy sano y que aporta importantes nutrientes al organismo. Además, pese a su contenido calórico y su concentración de azúcares, las frutas deshidratadas, como las frutas frescas, carecen de grasas u otros elementos poco saludables. Por otro lado, el azúcar intrínseco que contienen es de absorción lenta, por lo que no provoca picos glucémicos en sangre. Para más inri, la fruta deshidratada tiene mucho mayor proporción de fibra que la fruta fresca, por lo que se digiere mejor y ayuda al tránsito intestinal.

Entre las propiedades de la fruta deshidratada, destaca su contenido en vitaminas del grupo B y vitamina A. Al desecar las frutas, estas vitaminas presentes en la fruta fresca se mantienen intactas y mucho más concentradas. Por el contrario, las frutas con vitamina C la pierden casi por completo en el proceso de deshidratación.

Además, las frutas desecadas mantienen también intactos sus niveles de minerales esenciales, como el hierro, el calcio, el fósforo, el magnesio o el potasio, mucho más concentrados.

Esto significa que basta con consumir una pequeña cantidad de fruta deshidratada para obtener los mismos niveles de vitaminas y minerales que contiene la fruta fresca. Por tanto, no es necesario ingerir la misma cantidad de fruta desecada que de fruta fresca, lo que compensa la mayor concentración calórica.

El error sería querer consumir el mismo peso de fruta deshidratada que de fruta fresca, porque multiplicaríamos los nutrientes esenciales, pero también las calorías de forma innecesaria.

Como ocurre con cualquier otro alimento, la fruta deshidratada debe tomarse con moderación. Si la ingerimos diariamente en cantidades controladas, nos beneficiaremos de todas sus propiedades sin aumentar de peso. Lógicamente, las personas que realizan más ejercicio y necesitan más energía, podrán consumir mayores cantidades que aquellas que llevan una vida sedentaria.

También hay que tener en cuenta que no todas las frutas tienen las mismas calorías ni la misma cantidad de azúcar, y lo mismo ocurre con las deshidratadas. Las manzanas o los melocotones son algunas de las opciones de frutas deshidratadas que menos engordan.

El contenido nutricional de este alimento hace que los beneficios de las frutas deshidratadas para la salud sean múltiples:

  • Su alto contenido en fibra hace que ayuden con la digestión y el tránsito intestinal. Son buenas para combatir el estreñimiento y además, para controlar el colesterol y la diabetes, ya que sus azúcares son de absorción lenta.
  • Protegen frente a algunos tipos de cáncer, como el de colon y frente a las enfermedades cardiovasculares.
  • Son antioxidantes y tienen propiedades depurativas.
  • Refuerzan los huesos.

La fruta deshidratada sin azúcar: la mejor opción

Todas las propiedades y beneficios de la fruta deshidratada son aplicables a la fruta desecada de la forma más natural posible y que no contenga otros ingredientes que la propia fruta. Es decir, la fruta deshidratada sin azúcar y sin ningún otro añadido.

Es necesario remarcarlo porque mucha de la fruta deshidratada que se vende contiene altas dosis de azúcares añadidos, que no son nada saludables. Consumir fruta deshidratada con azúcar sí engorda y además es perjudicial para la salud, ya que el consumo de azúcares no intrínsecos está detrás de infinidad de enfermedades.

Sin embargo, las frutas deshidratadas sin azúcar son completamente naturales y además están deliciosas por sí mismas. La mayoría de las frutas ya contienen azúcares intrínsecos y saludables que les aportan un sabor dulce, que se acentúa aún más con el proceso de desecado. Por eso no solo no es beneficioso añadir azúcar a este alimento natural, tampoco es en absoluto necesario.